lunes, 22 de febrero de 2010

Aunque no lo parezca

De nuevo alegre
de nuevo triste
de igual a igual hasta que se ponga el sol
negro y la luna dorada.
Siempre igual.
Con ella por aquí,
ella por allá
jazz
reggae
un quehacerquenoquierohacer
nada de nada me quita esto.
Me siento conmigo, ni tú ni tú ni tú sois testigos.
Sólo dios.
Ya no.
Cierro párpados
y sueños
y relojes
cansancio.
Motívame.
Dale maraca maraca maraca
cuerda viento dividido
en sonidos y formas.
Desde su nacimiento hasta su muerte
estaré presente.
Seré presente.
Soy presente.
Poesía,
nada de epitafios.



Parece que no pero estoy escribiendo más que nunca. ¿Sobre qué? Sobre nada. Al fin y al cabo todo cae en un bucle de lo mismo por lo mismo. Por eso tengo poesía desparramada por mis cajones, olvidada. Pero tengo. Quizás eso me mantenga cuerdo, entre otras cosas.

Uh, que pereza.



domingo, 7 de febrero de 2010

Por ahí

Letras desprendidas
del desnudo
viajan a la deriva
por esas calles
donde nadie ve
la belleza
en sí.
Las recojo,
les doy hogar
bajo mi llama,
que es escasa,
pero no tanto
como el agua del gentío.
Que aspiren a algo más
que ser presas
en barrotes de indiferencia.

Ya me lo agradecerán.




Tengo nueva parada de autobús. Ahora hay un banco. Que bonitas las vistas a la publicidad, las grúas, las obras y las aglomeraciones comerciales cuando me siento. Los coches. El polvo. Las casas y casas y casas. Las excesivas luces. El excesivo ruido. Pitidos. El autobús. Me voy.


Rememorando viejos cómics de viejos años.


A florecer.