martes, 1 de diciembre de 2009

Cuando algo aprieta


Cuando algo aprieta, lo mejor es cerrar los ojos y dejar que el agua fluya, el saxo toque, la flor florezca y el lápiz hable.
Sin olvidar, por supuesto, que un niño llora.

Me levanté de la cama y abrí la ventana. Salí al exterior y caminé, olvidando el balcón y la altura, pues ya estaba en el suelo. Corrí ahora más hacia el final de mi calle, cuando salté dejando a mis pies la fábrica de humo y las casas y casas y casas. Azul, quiero verde. Y camino por verde ahora. Ese verde dura poco, pues corro al ritmo de mis párpados. Porque ahora estoy en azul otra vez. Azul, quiero azul. Quiero viento, y camino por pequeñas dunas. Ahora me mojo, ahora no. Ahora me mojo, ahora no. Y continuo dejando atrás arena y pisando piedra firme. Cuanta altura, cuanto blanco. Y que frío de repente. Allí hay un fuego, que caliente, que caliente. Y este humo, de la hoguera y de mi hoguera, sigue mis pasos. Que sueño. Que sueño. Quizás mañana de una vuelta por mi trastero. A lo mejor veo una foto de mí.


Para dormir, hay que saber estar despierto antes.

5 comentarios:

enc. dijo...

Me encanta que vuelvas, señor Inaparente.

Además, en prosa.



Para volver, hay que saber echarlo de menos antes.




;)

L. dijo...

"Azul, quiero verde."
:)

Unknown dijo...

¡El regreso de Inapariencias!

Ernie dijo...

Siempre queremos lo que no tenemos, y cuando lo tenemos, ansiamos más.
Muy bueno.

Lena dijo...

queria comentarte pero no se que decir. Te podria decir que me alegro que vuelvas a escribir, pero sinceramente hace mucho q no me meto por aqui y no te iba a mentir. Te podria decir que me gusta lo que escribes, que tiene un tono diferente, que me haces sentir, pero no sabria cómo hacerlo. Asique aqui te dejo una pequeña firma, que no dice mucho, sosa como una ensalada sin aderezar.

Lena.